En la introducción Sweezy, expone el
actual olvido de la teoría económica con respecto a las relaciones
interpersonales, es decir, a las relaciones sociales. Incluso algunos
economistas como Robbins, le molestaría la simple calificación de la economía
como ciencia social. La economía para estos autores, no sería considerada como relaciones
entre personas, sino como relaciones
entre personas y cosas.
El autor denuncia que la exposición de la teoría económica seria principalmente un proceso de construcción e interrelación de conceptos que han sido despojados de todo contenido específicamente social.
El autor denuncia que la exposición de la teoría económica seria principalmente un proceso de construcción e interrelación de conceptos que han sido despojados de todo contenido específicamente social.
El tan manido método marxista para analizar el sistema capitalista, tiene
unas características determinadas que se basan en un análisis de
abstracción-deducción, y en el de las consecuencias que tiene el conflicto social,
desde la perspectiva del materialismo histórico.
En la sociedad capitalista hay una mayor importancia de la movilidad del
trabajo. Hace una consideración del carácter fetichista del trabajo, según el
cual las relaciones sociales se asemejan a las relaciones de las personas con
los objetos. Así Marx entiende que lo material, dentro de la estructura
productiva, tiene un dominio sobre el hombre y no al revés, la cosa domina al
ser.
En la concepción de los teóricos del capitalismo, cada individuo del
proceso productivo, es un agente individual, ya sea terrateniente, capitalista
u obrero. De ahí que las relaciones en el trabajo hayan de guiarse como en
cualquier otro ámbito civil, mediante el contrato pero con la menor regulación
posible.
De este modo se llega a una teoría del valor, en la cual éste es
considerado como el tiempo de trabajo, que por otra parte tiene el impedimento
de la dificultad para ser medido o calificado, por lo que Marx considera a
todos los tipos de trabajo como iguales en valor. En el caso de la demanda,
Marx apunta a que la demanda está condicionada por las clases sociales.
El capitalismo rompe la producción simple de mercancías mediante la cual
cada productor posee y trabaja con sus propios medios de producción. El
capitalismo implica que la propiedad de los medios de producción corresponda a
un conjunto de individuos, mientras otro realiza el trabajo. Quien tiene la
propiedad de los medios no es el que los trabaja. La compra y venta de fuerza
de trabajo como una mercancía es la diferencia específica y sustancial en el
marco de la explotación del capitalismo en relación a otros regímenes de
producción.
En el marco de la producción simple las mercancías son el principio y el
fin de la transacción. Las mercancías pasan a dinero que vuelven a ser
mercancías. En cambio en el capitalismo el dinero es el principio y el fin. El
capitalista se presenta con dinero en el mercado, compra mercancías y vuelve al
mercado con un producto que se convierte de nuevo en dinero, en una cuantía mayor
que la inicial.
La plusvalía generada es lo que determina que el trabajo sea una mercancía
más, pero a diferencia del resto, ésta mercancía añade a la producción una
cantidad mayor de valor que el que debería por el precio al que se ha comprado.
El valor total, resultado de la producción se compone de: capital
constante, capital variable y la plusvalía. El valor total equivale a las
entradas brutas por ventas, el constante al desembolso en materiales más
depreciación, el capital variable al desembolso en sueldos, y la plusvalía al
ingreso disponible para su distribución como interés y dividendos, o
reinversión en el negocio.
Para el capitalista el componente más importante es la ganancia, puesto que
es la proporción de plusvalía con respecto al capital desembolsado.