lunes, 11 de febrero de 2013

Teoría del desarollo capitalista: Paul Sweezy


En la introducción Sweezy, expone el actual olvido de la teoría económica con respecto a las relaciones interpersonales, es decir, a las relaciones sociales. Incluso algunos economistas como Robbins, le molestaría la simple calificación de la economía como ciencia social. La economía para estos autores, no sería considerada como relaciones entre personas, sino  como relaciones entre personas y cosas.
El autor denuncia que la exposición de la teoría económica seria principalmente un proceso de construcción e interrelación de conceptos que han sido despojados de todo contenido específicamente social.

El tan manido método marxista para analizar el sistema capitalista, tiene unas características determinadas que se basan en un análisis de abstracción-deducción, y en el de las consecuencias que tiene el conflicto social, desde la perspectiva del materialismo histórico.

En la sociedad capitalista hay una mayor importancia de la movilidad del trabajo. Hace una consideración del carácter fetichista del trabajo, según el cual las relaciones sociales se asemejan a las relaciones de las personas con los objetos. Así Marx entiende que lo material, dentro de la estructura productiva, tiene un dominio sobre el hombre y no al revés, la cosa domina al ser.
En la concepción de los teóricos del capitalismo, cada individuo del proceso productivo, es un agente individual, ya sea terrateniente, capitalista u obrero. De ahí que las relaciones en el trabajo hayan de guiarse como en cualquier otro ámbito civil, mediante el contrato pero con la menor regulación posible.

De este modo se llega a una teoría del valor, en la cual éste es considerado como el tiempo de trabajo, que por otra parte tiene el impedimento de la dificultad para ser medido o calificado, por lo que Marx considera a todos los tipos de trabajo como iguales en valor. En el caso de la demanda, Marx apunta a que la demanda está condicionada por las clases sociales.
El capitalismo rompe la producción simple de mercancías mediante la cual cada productor posee y trabaja con sus propios medios de producción. El capitalismo implica que la propiedad de los medios de producción corresponda a un conjunto de individuos, mientras otro realiza el trabajo. Quien tiene la propiedad de los medios no es el que los trabaja. La compra y venta de fuerza de trabajo como una mercancía es la diferencia específica y sustancial en el marco de la explotación del capitalismo en relación a otros regímenes de producción.

En el marco de la producción simple las mercancías son el principio y el fin de la transacción. Las mercancías pasan a dinero que  vuelven a ser mercancías. En cambio en el capitalismo el dinero es el principio y el fin. El capitalista se presenta con dinero en el mercado, compra mercancías y vuelve al mercado con un producto que se convierte de nuevo en dinero, en una cuantía mayor que la inicial.

La plusvalía generada es lo que determina que el trabajo sea una mercancía más, pero a diferencia del resto, ésta mercancía añade a la producción una cantidad mayor de valor que el que debería por el precio al que se ha comprado.
El valor total, resultado de la producción se compone de: capital constante, capital variable y la plusvalía. El valor total equivale a las entradas brutas por ventas, el constante al desembolso en materiales más depreciación, el capital variable al desembolso en sueldos, y la plusvalía al ingreso disponible para su distribución como interés y dividendos, o reinversión en el negocio.
Para el capitalista el componente más importante es la ganancia, puesto que es la proporción de plusvalía con respecto al capital desembolsado. 

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